Todos somos conscientes de que nos encontramos en una era donde la tecnología se ha transformado en el eje central de la economía mundial, lo cual ha alterado significativamente diversos sectores industriales y prácticamente todos los aspectos de nuestra vida.
Y esto ¿qué implica? Pues esta realidad significa que aquellos países que desarrollen capacidades para generar conocimiento científico y llevarlo al mercado se posicionarán claramente en una situación de ventaja competitiva.
Este conocimiento tan centrado en el conocimiento científico surge fundamentalmente de instituciones públicas de investigación, mientras que su aplicación comercial recae en el sector empresarial privado. Nuestra competitividad global dependerá cada vez más de nuestra habilidad para implementar sistemas de vigilancia tecnológica estratégica y mantener una colaboración efectiva entre los sectores público y privado para conseguir la tan ansiada INNOVACIÓN. El sector público aportando recursos, talento e infraestructura, y el privado, agilidad, capacidad de gestión, tecnología y conocimiento del mercado. Así es como la confluencia de la vigilancia estratégica pública y privada, y el trabajo conjunto de ambos sectores nos llevará a convertirnos un país innovador y más competitivo.
La vigilancia estratégica permite a las instituciones públicas detectar áreas emergentes de investigación y desarrollo, informar políticas científicas y tecnológicas, y fomentar la colaboración público-privada. Las empresas, por su parte, mediante sus sistemas de vigilancia tecnológica estratégica consiguen adaptarse rápidamente al entorno, orientar sus actividades de investigación y desarrollo hacia tecnologías emergentes y establecer alianzas estratégicas.
La colaboración entre ambos sectores facilita una transferencia efectiva de conocimiento y tecnología hacia el mercado y la sociedad, desarrollando ecosistemas de innovación que integren diversos actores. Este enfoque no solo fortalece a ambos sectores, sino también las conexiones entre ellos, maximizando el impacto del conocimiento científico en el desarrollo económico y social.
En la Fundación General CSIC, hemos adoptado una estrategia de vigilancia con un enfoque sistemático para recopilar, analizar y aplicar información relevante, utilizando herramientas especializadas y desarrollando talento interno. Nuestra unidad especializada aporta gran valor a nuestros programas y a nuestros colaboradores. Ejemplo de ello es el proyecto enValor, en colaboración con CEIM, cofinanciado por la Comunidad de Madrid y la Unión Europea, destacando la importancia de la vigilancia aplicada a la colaboración público-privada en innovación.
Estamos desarrollando informes de vigilancia competitiva en sectores clave y apostando por tecnologías y servicios digitales que optimicen la colaboración público-privada, como es el caso de la plataforma digital Nexofy, que facilita el intercambio de retos y soluciones en innovación tecnológica y social.
La plataforma Nexofy permitirá un cruce perfecto de los sistemas de vigilancia tecnológica de las empresas y de los investigadores, favoreciendo un abordaje común de problemas a través de la colaboración público privada, facilitando el proceso de innovación. También puede ser una herramienta valiosa para el aprendizaje y el desarrollo profesional. Los participantes pueden aprender de los desafíos enfrentados por otros, así como de las soluciones propuestas, fomentando una cultura de aprendizaje continuo y mejora de habilidades. Recordemos la frase de Albert Einstein que decía “Saber dónde encontrar la información y cómo usarla. Ese es el secreto del éxito«.
Ramón Torrecillas
Director general de la Fundación General CSIC