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Se presenta la Declaración Nacional sobre Integridad Científica

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE) y Crue Universidades Españolas han presentado hoy, en el campus madrileño del CSIC, la Declaración Nacional sobre Integridad Científica. En el texto se establecen una serie de principios éticos y responsabilidades en la actividad investigadora, como la honestidad, la objetividad, la imparcialidad y la confianza, que “se sitúen en la base de las relaciones entre científicos y entre estos y la sociedad”.

El documento destaca que dada la contribución de las instituciones de investigación, las sociedades científicas y las academias al desarrollo de la ciencia y la tecnología, estas “deben asumir la responsabilidad de que los principios fundamentales de la ética profesional informen la actividad científica”. Las diferentes instituciones que suscriban este texto, que coincide en su propósito con las principales declaraciones, códigos o informes relevantes en la materia, se encargarán además de desarrollarlo e implementarlo.

“La Declaración, aplicable a todos los campos de investigación y disciplinas científicas, puede ser suscrita por cualquier organización o entidad que comparta sus valores, quiera asumirla y pretenda comprometer a sus miembros a adoptarla como guía. El hecho de que la integridad científica esté en la agenda de la Comisión Europea emite una señal inequívoca a los gobiernos y demás agentes implicados de la trascendencia del comportamiento íntegro en investigación, que debe servir de elemento de sensibilización y concienciación en relación al tema”, ha señalado el presidente del CSIC, Emilio Lora-Tamayo.

Por su parte, el presidente de Crue Universidades Españolas, Segundo Píriz, ha destacado que “la integridad es una pieza indispensable en la búsqueda de la calidad y la excelencia. De eso sabemos mucho las universidades, que hacemos de la buena praxis el principio rector en la gestión de nuestra actividad diaria. Y como el principal agente generador y transmisor del conocimiento, el conjunto de las universidades españolas consideramos esencial promover esta Declaración Nacional de Integridad Científica que promulga los valores de la honestidad, la imparcialidad y la objetividad como elementos esenciales que garantizan del buen desarrollo de una investigación de calidad, tan necesaria para el progreso de sociedades más avanzadas, más equitativas y más justas”.

“Los avances en distintos campos y, en especial, los relacionados con la vida, plantean la necesidad de revisar la relación entre ética y conocimiento científico. Un aspecto que requiere especial atención es el de la ética de los científicos en el desarrollo de su actividad ya que en ella está comprometida la credibilidad de la propia ciencia”, ha comentado el presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España, Nazario Martín. “Una ética que debería ser formulada, revisada y gestionada por la propia comunidad científica, con la atención puesta en las crecientes exigencias éticas que reclama la sociedad”, ha añadido.

Principios éticos y responsabilidades

Los investigadores “deben contribuir al avance del conocimiento en beneficio de la humanidad, respetando la dignidad del ser humano y la autonomía de su voluntad, protegiendo los datos de carácter personal, garantizando el bienestar de los animales y preservando el medio ambiente”, apunta el primer punto en la Declaración. Y para garantizar la fiabilidad de sus estudios, “los resultados contrastados y validados se difundirán de forma abierta, transparente y honesta”. Asumismo, el documento señala la importancia de hacer un “uso responsable de los medios y recursos disponibles, […] administrándolos y gestionándolos conforme a criterios de economía, transparencia y eficiencia”.

La promoción de la investigación responsable y la transferencia del conocimiento son otros de los puntos destacados. “Los investigadores colaborarán con sus instituciones en la promoción de la buena praxis en la investigación, […] en la formación en integridad científica, así como en la identificación, tratamiento y gestión de las desviaciones de las buenas prácticas”, se menciona en la Declaración. Y se pone de manifiesto el papel de las instituciones para asegurar las buenas prácticas señalando, que han de fomentar “una conducta responsable en investigación, estimulando las buenas prácticas científicas, […] en definitiva, promoviendo una cultura institucional de integridad científica”.