Las especies de la familia Patellidae se conocen vulgarmente como lapas. Dicha familia comprende cinco géneros:
Helcion, con cuatro especies de las costas sudafricanas;
Cymbula, con ocho especies también de las costas de Sudáfrica, algunas de las cuales se extienden hacia
DESTACADOSPerfiles: Javier Guallart y José TempladoGlosarioel norte por ambos lados del continente africano y una de ellas alcanza el mar de Alborán (
C. nigra);
Scutellastra, con cerca de 20 especies en el Pacífico y el Índico, principalmente en el hemisferio sur;
Patella, con unas diez especies del Atlántico nororiental y Mediterráneo, y
Ansates (
= Patina), con una sola especie en el Atlántico europeo (
A. pellucidus). No obstante, la diferenciación específica es complicada y la taxonomía de la familia está sujeta continuamente a cambios.
Las lapas están vinculadas a mares templados o relativamente fríos, donde alcanzan la mayor diversidad específica y donde son los moluscos dominantes en la franja rocosa intermareal. La riqueza decrece en las zonas subtropicales, y solo unas pocas especies han logrado adaptarse a los mares tropicales. La mayor variedad de lapas se concentra en las costas de Sudáfrica, mientras que en todo el continente americano solo está presente una especie de esta familia; se trata de
Scutellastra mexicana, que precisamente es la que alcanza mayor tamaño. Dicho gasterópodo se distribuye por las costas del Pacífico americano, desde México hasta Perú.
Ejemplar adulto de Patella ferruginea (aprox. 70 mm DM). / Foto: Javier Guallart.
La concha de las lapas es de forma muy uniforme, típicamente cónica o subcónica, más o menos deprimida, sin enrollamiento espiral y de contorno ovalado o casi circular. Suele ser gruesa, con costillas radiales más o menos conspicuas. La anatomía de
Patellidae revela estructuras muy arcaicas, que demuestran que se trata de los gasterópodos actuales más primitivos.
Ejemplar adulto de Patella ferruginea (aprox. 70 mm DM). / Foto: Javier Guallart.
Los patélidos constituyen una de las familias más exitosas de todos los gasterópodos en la conquista de la franja intermareal en sustratos rocosos, uno de los hábitats marinos que presenta condiciones más cambiantes y extremas. Buena parte de sus particularidades morfológicas y biológicas pueden ser interpretadas en función de la adaptación a este medio. Presentan una fuerte adherencia al sustrato y resisten muy bien la desecación. Son ramoneadores que se alimentan de distintos tipos de algas, principalmente de pequeño porte. Muy pocas especies se han independizado de los sustratos rocosos costeros, en cuyo caso viven sobre grandes algas infralitorales.
La mayor parte de las especies son hermafroditas proterándricas (los machos se corresponden con los individuos de menor tamaño), aunque también hay especies de sexos separados. La fertilización es externa y sincrónica en ambos sexos. El desarrollo larvario consta de una corta fase nadadora de tipo trocoforiano.
En diversas zonas las lapas son recolectadas para consumo humano, por lo que las poblaciones de algunas de ellas se han diezmado de forma muy acusada. Ello es especialmente alarmante en las especies con áreas de distribución reducidas, como son las endémicas de determinadas zonas insulares. Es el caso de
Patella gomesi en Azores, de
Patella piperata en Madeira, de
Patella candei en Canarias o de
Patella lugubris en las islas de Cabo Verde.
Asimismo, algunas lapas de las costas continentales se incluyen en diversas listas de especies amenazadas, como
Scutellastra mexicana en las costas del Pacífico de Centroamérica o
Patella ferruginea en el Mediterráneo suroccidental. Precisamente sobre esta última especie se centra el presente artículo.
Patella ferruginea
Se conoce con el nombre vulgar de lapa ferruginosa o lapa herrumbrosa (en inglés,
ferreous limpet). Se trata de una de las especies más emblemáticas desde el punto de vista de la conservación del medio marino en el Mediterráneo pues es, quizás, la especie más amenazada de extinción en este mar. Las conchas de
Patella ferruginea constituyen uno de los elementos más característicos de los concheros desde el
"Se distingue muy bien de las otras lapas mediterráneas por su concha grande y recia y por las gruesas y elevadas costillas"Paleolítico al Neolítico en toda la cuenca mediterránea occidental. Ello indica que era consumida por el hombre desde muy antiguo. Tal vez debido a la presión humana la especie ha ido desapareciendo de amplias zonas, sobre todo de la cuenca norte del Mediterráneo. En la actualidad, como detallamos más adelante, ha quedado relegada al sector occidental de la costa norteafricana, a puntos aislados del sur de España, de Córcega y de Cerdeña y a algunas pequeñas islas del Mediterráneo central. El declive de la especie, que puede haber sido potenciado además por el progresivo deterioro de la franja litoral, continúa de manera alarmante en nuestros días y muchas de sus poblaciones están a punto de desaparecer. Todo ello ha conducido a que esta lapa figure en diversas listas de especies amenazadas (Anexo IV de la Directiva Hábitat, Anexo II de los Convenios de Berna y de Barcelona). Asimismo, está incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas con la categoría de “en peligro de extinción” (BOE, 22 junio 1999, nº 148: 23921-23922). En este sentido, es preciso destacar que se trata del primer invertebrado y, a su vez, la primera especie marina para la que se ha elaborado en España una estrategia nacional para su conservación (publicada en 2009).
Se trata de un gasterópodo muy conspicuo por su gran tamaño, por las aparentes costillas que presenta su concha y por vivir por encima del nivel del mar.
Ello ha hecho de la especie una presa fácil y apetecible para el hombre. Puede llegar a superar los 10 cm de longitud, aunque lo normal es que las dimensiones máximas se sitúen entre 80 y 90 mm. Los ejemplares más grandes pueden superar los 180 g de peso total, o los 65 g del de su masa carnosa sin la concha. Se distingue muy bien de las otras lapas mediterráneas por su concha grande y recia y por las gruesas y elevadas costillas que presenta (entre 30 y 50), que determinan que el borde sea muy sinuoso. Las costillas son a menudo nodulosas y algo irregulares, y todo el conjunto suele estar erosionado y presentar organismos epibiontes, como balanos y algas. El color externo de la concha en los ejemplares limpios es de ferruginoso a crema, y blanco marmóreo en su cara interna, con la zona central (impresión muscular) oscura y el borde interno pardo oscuro. El pie de los ejemplares adultos es de color amarillento anaranjado en su base, mientras que es gris oscuro en sus laterales. La región cefálica es asimismo de color oscuro, destacando los tentáculos de color negruzco. La concha de los juveniles de menos de 20 mm es muy característica: es muy aplanada y tiene un reducido número de costillas gruesas que se prolongan por el borde, confiriéndole un contorno estrellado. El color de fondo es blanquecino terroso, con gruesas franjas concéntricas oscuras que remontan por encima de las costillas.
Ejemplar adulto (aprox. 80 mm DM) cubierto de balanos y portando un juvenil (aprox. 18 mm DM) sobre su concha. Es bastante común que algunos juveniles se localicen sobre la concha de los adultos, lo cual en principio no implica que se hayan fijado originariamente sobre ésta. / Foto: Javier Guallart.
En la actualidad
Patella ferruginea se halla limitada a las costas del norte de África, entre el estrecho de Gibraltar (Ceuta) y el cabo Bon y la isla de Zembra (Túnez), a algunos puntos del sur de España, a la isla de Alborán, a las costas occidentales de Córcega y del norte de Cerdeña y a la isla de Pantelleria, en el canal de Sicilia. En las costas continentales francesas e italianas la especie parece haberse extinguido definitivamente en la actualidad, aunque existen algunas citas relativamente recientes en el litoral toscano. Asimismo, las poblaciones de Córcega y Cerdeña parecen estar en regresión. En las costas peninsulares españolas estuvo extendida, hasta fechas muy recientes, por la zona que va desde del estrecho de Gibraltar hasta el cabo de Gata, si bien sus poblaciones han ido fragmentándose, diezmandose y desapareciendo progresivamente. En la actualidad, se estima que sólo queda, aproximadamente, un millar de ejemplares distribuidos por todo el litoral andaluz, los cuales posiblemente no lleguen a constituir núcleos reproductores.
Es en las costas norteafricanas donde todavía persisten poblaciones fructíferas de
Patella ferruginea. En Melilla y en Ceuta existen contingentes importantes, si bien es en las Islas Chafarinas donde se encuentran las mejores poblaciones. Otro enclave privilegiado para la especie son las islas Habibas, en Argelia.
Esta lapa vive en el nivel mediolitoral superior, donde la cobertura algar es muy reducida y predomina una imperceptible película microbiana (“biofilm”) de diatomeas, cianobacterias y propágulos de otras algas, de las que parece alimentarse. Casi siempre se halla por encima del nivel del mar, en la zona inferior ocupada por el balano
Chthamalus stellatus y por encima de los cinturones de algas rodofíceas y del vermétido
Dendropoma petraeum. Muestra preferencia por las zonas expuestas al oleaje, pero no en exceso.
Los adultos son muy sedentarios y sólo se desplazan para alimentarse, recorriendo cortas distancias, lo cual tienden a hacer cuando están bañados por el oleaje, preferiblemente con marea alta, y durante la noche. Cuando los ejemplares terminan su actividad alimenticia, retornan al mismo lugar de reposo (
homing behaviour). Por ello, cada individuo deja una marca o “huella” en la roca, ya que crece un halo de algas calcáreas en el espacio situado entre la suela del pie y el borde de la concha.
Imagen de ejemplares de 3 especies de lapas que coexisten en la zona: a la izquierda Patella caerulea, en el centro Patella ferruginea y a la izquierda Patella rustica. El ejemplar de Patella ferruginea es un adulto de pequeño tamaño, en torno a 40 mm DM. / Foto: Javier Guallart.
La robustez de su concha y la fuerza adhesiva de su pie protegen a la especie de muchos depredadores, sobre todo en su fase adulta. Los principales son los cangrejos
Eriphia verrucosa y
Pachygrapsus marmoratus, así como el gasterópodo
Stramonita haemastoma, que es capaz de perforar la concha incluso de adultos de hasta unos 60 mm. Se considera que
Patella ferruginea es una especie longeva y de crecimiento lento. No alcanza la madurez sexual hasta el final del segundo año de vida y se tiene certeza de que puede superar los diez años. Algunos autores han sugerido que incluso podría alcanzar los 35 años, aunque se requieren más datos para verificar este aspecto.
Ha existido una cierta controversia acerca del modo de reproducción de esta especie. Existe una marcada segregación de sexos por tallas: entre 25 y 40 mm todos los ejemplares son machos y, a partir de ahí, la proporción de las hembras crece progresivamente hasta ser predominantes entre los grupos de mayor talla.
Estos datos hicieron pensar que era una especie con hermafroditismo proterándrico. Sin embargo, estudios muy recientes han permitido verificar el cambio de sexo en los ejemplares, no sólo en el sentido de macho a hembra, sino también en el contrario. Por ello es necesario investigar sobre los factores que determinan el cambio de sexo y su papel en la dinámica de sus poblaciones, así como sobre muchos otros aspectos desconocidos de la biología reproductora.
El ciclo reproductor anual se concentra sólo en un corto espacio de tiempo (agosto a noviembre), mientras que el resto del año presenta un reposo sexual completo. La freza tiene lugar a final de noviembre, al parecer sincronizada por el primer temporal, una vez que los ejemplares se encuentran maduros. El asentamiento de los juveniles se produce tras una corta fase larvaria nadadora y se produce en el mismo hábitat de los adultos. Sin embargo, se desconoce todavía la mayor parte de aspectos relativos a la vida larvaria en el medio natural, tanto su capacidad de dispersión, su ubicación en la columna de agua o los factores que inducen a las larvas a iniciar la metamorfosis.
En fechas recientes, la Fundación General CSIC ha concedido la financiación de un proyecto sobre esta especie dentro de la primera convocatoria de Proyectos Cero Especies Amenazadas titulado “Plan de acción para las propuestas de viabilidad de la lapa en peligro de extinción,
Patella ferruginea”. Se trata de un proyecto a desarrollar en tres años con el que se pretende estudiar en profundidad la reproducción de la especie, tanto en la naturaleza como en condiciones de cautividad. Se persigue conseguir individuos juveniles mediante técnicas de acuicultura y de esta manera poder restaurar poblaciones que hubieran sufrido los efectos de algún desastre natural.
Los trabajos de campo se desarrollarán mayoritariamente en las Islas Chafarinas (enclave protegido donde se localizan las mejores poblaciones de la especie) y se tendrá en cuenta la estructura genética de las poblaciones, tanto a nivel global como a escala local en el archipiélago, a la hora de plantear cualquier futura reintroducción de ejemplares.